
Uno de los últimos lugares que visitó la Reina Sofía antes de dejar su corona fue Doñana, con motivo del cincuentenario de esta gran reserva natural. Y eligió para almorzar uno de los restaurantes con más encanto de la marisma almonteña, y sin duda, mi preferido de la zona :AIRES DE DOÑANA. Una típica choza almonteña llena de encanto y en la que la calidad y el buen trato son sus máximas.

Su estructura exterior es una antigua choza, como muchas que todavía quedan en la aldea del Rocío, y situada en un enclave único, en Doñana, un paraíso natural, un lugar privilegiado para animales y plantas y también, como diría mi compañera Carmen Ortuño: «todo un paisaje de vida y atardeceres» . Además AIRES DE DOÑANA está a los pies de la Marisma y justo a la entrada de la Aldea del Rocío. «Casi ná!»

No os podéis imaginar lo que es estar sentada en su porche trasero con esta vista! Desde allí no sólo se divisa parte de la marisma con infinidad de aves autóctonas revoloteando sobre ella y algunas de las yeguas que por allí viven en libertad, si no también la impresionante ermita del Rocío y parte de la aldea almonteña.

Su plato estrella y uno de mis favoritos es éste, la pechuga de ánsar, una ave típica de la zona y que en muy pocos sitios podréis degustar. Según su propietario, Manuel, es el plato preferido de Julio Iglesias que cada vez que va lo pide. Una pena que la Reina no lo probara, ya que ella es vegetariana.
Aunque lógicamente, su fuerte son los pescados, Aires de Doñana cuenta en su carta con el mejor pescado fresco del día. A mi aquí me gusta comerme los salmonetes de ración a la plancha pero en esta ocasión, Manuel, que es digno de ver preparando el pescado y limpiándolo, me aconsejó este fantástico lenguado.
La carne también es totalmente fresca como este exquisito solomillo de ternera con salsa de roquefort que sirven acompañado de esta variada guarnición de exquisitas verduras y patatas.
Las cocochas también están exquisitas aquí . Como estas cocochas frescas que nos prepararon rebozadas .
Además de ser un lugar ideal para comer o cenar por su amplia y rica carta y por su estratégica situación también es un lugar ideal para tomarse una copa. Es habitual ver a grupos de amigos que aprovechan el domingo para acercarse hasta allí con sus caballos y enganches para disfrutar de la naturaleza.
Un lugar que siempre aconsejo, no sólo a los que les gusta El Rocio, si no también a los amantes de la naturaleza y del buen comer. El relax aquí está garantizado y la luz es especial.

Y si tenéis visitantes de fuera no dudéis en traerlos aquí, seguro que les fascinará! No creo que haya muchos sitios en el mundo como éste, sentirás, como su nombre indica «los aires de Doñana».
Puede que ahí mismo o muy cerca –bajo millones de toneladas de arena– estén escondidos para siempre los restos del esplendor de la capital de la Tartéside del final del Calcolítico.
No solo la comida, que tiene una pinta impresionante, sino también el paraje deben, efectivamente, hacer de ese restaurante un lujo para los sentidos. Habrà una próxima vez, espero, y podremos compartirlo. Besos.