
La Señora ya está de nuevo en sus marismas. Almonte celebró ayer domingo la Ascensión del Señor trasladando a su Patrona a su ermita. La Virgen del Rocio empleó 23 horas y media en realizar el recorrido de quince kilómetros que separa la parroquia de la Asunción de Almonte, donde ha pasado los últimos nueve meses, de la ermita, en una tradición que se repite cada siete años.
Después de varias horas de peregrinación por Almonte, la imagen vestida de Pastora llegó a la plaza del Chaparral al amanecer, allí estaban esperándola miles de personas. La cubrieron, como es tradición con un guardapolvo, y comenzó su peregrinar por el Camino de los Llanos hasta la Aldea.


Las salves y los cantes por sevillanas se entremezclaban con las salvas de escopetas, con las que su pueblo le expresa a la Señora todo su fervor. En la aldea permanecerá otros siete años, ahora allí espera a miles de peregrinos que ya caminan para verla.

Ha sido el concluir de un peregrinar que un año más ha transcurrido sin incidentes, ni horarios, ni orden, ¡A Almonte no le hace falta! Ya queda menos para el Rocio.
«Cuando pasen siete años
quien te volverá a ti a ver
Pastora de tu rebaño
rompiendo el amanecer.
Quisiera ser ,
un pino en las arenas.
Quisiera ser,
«pa» cuando tú regreses, Madre,
volverte a ver»