
Allá por el año 1848 los duques de Montpensier, Antonio de Orleans y María Luisa de Borbón, llegaron a Sevilla y se instalaron en el palacio de San Telmo, que poseía un enorme y hermoso jardín privado. Lugar que recorrió en más de una ocasión el rey Alfonso XII mientras enamoraba a la pequeña de la familia, María de las Mercedes, con quien más tarde desposaría. Tres años después de la muerte del duque, su viuda, la Infanta María Luisa cedería gran parte de su jardín a la ciudad de Sevilla, que en 1929 celebraría allí, por expreso deseo del rey Alfonso XIII, la Exposición Iberoamericana.

En este año 2014 se cumple un siglo de la inauguración del parque. El paisajista encargado de darle forma a lo que hoy conocemos como el pulmón verde de Sevilla fue el francés Jean-Claude Nicolas Forestier.

El jardinero dio un toque romántico al parque, inspirándose en los jardines del Generalife, La Alhambra de Granada y los Reales Alcázares de Sevilla.

Una seña de identidad de este parque son las numerosas glorietas, como la famosa de Becquer, donde los visitantes se detenían a meditar, leer y charlar. Algo que hoy día no se concibe en los modernos parques donde principalmente se va a hacer footing.

Del primitivo jardín privado de los duques de Montpensier no queda mucho, a excepción de la isleta de los patos y el Monte del Gurugú, el resto se destruyó, porque era un jardín lleno de caminitos que se sustituyeron por amplios accesos públicos.

Forstier se encargó de diseñar los principales paseos del parque para confluir en las plazas de España y América, centro neurálgico de la gran Exposición Iberoamericana de 1929, diseñadas por el arquitecto Anibal González.

Cien años después el Parque de María Luisa guarda en su interior el aroma y las líneas del pasado. El tiempo ha transcurrido, pero su singular vegetación de hoja caduca, con 3.500 plantas, la mayoría palmeras y naranjos, acacias, adelfas…le dan ese aspecto nostálgico a este parque en el que al pasear, en cualquier época del año, puedes oír el crujir de las hojas al pisarlas.
Muy bonito y gracias por recordarnos una de las historias tan bonita que tiene nuestra Sevilla, besos.
Siendo de Sevilla puede hacer 9 años que no piso el Parque María Luisa, creo que los guiris lo conocen mejor que yo, no tengo perdón, pero es que no valoramos lo que tenemos.
Hay q aprovechar y pasear por nuestro parque con un buen libro.
Es una maravilla este parque, el Pabellón Mudejar tiene una arquitectura árabe que es una joya. Un reportaje muy bonito y didáctico Inmaculada. Saludos