
En pocos sitios se vive tan intensamente la Semana Santa como en Andalucía. Es una semana tras la que hay muchas horas de trabajo durante todo el año. Uno de los trabajos artesanos que hay tras los pasos de las cofradías es el antiguo oficio de las bordadoras.

Yo he querido conocer uno de los talleres de bordados más señeros de nuestra tierra como es el de Charo Bernardino.

Charo aprendió con tan sólo 11 años el oficio en el taller de Esperanza Elena Cano. Después de mucho tiempo decidió establecerse por su cuenta y montó este taller en su casa con el que lleva desde 1972. Ella ha enseñado el oficio a sus hijas, Reyes y la pequeña May, quien a pesar de haber estudiado la carrera de Derecho está dando puntadas junto a su madre.

Entre sus obras están el palio y la saya que este año estrena la Virgen de Consolación de la Sed, que tuve el privilegio de verla en primicia.

También han restaurado la saya de volantes que este año lleva la Macarena.

Y ya están bordando una nueva saya para el próximo aniversario de la de San Gil.

Bordados en oro, plata y seda que no sólo realizan para Andalucía. Sus trabajos son incluso más valorados fuera que dentro de nuestra tierra y reciben muchos encargos de toda España e incluso de México.

Hasta tres años tardan en bordar un manto. Su mayor satisfacción es cuando su trabajo está en la calle, dice Reyes, la hija de Charo. Son muchas horas de puntadas detrás de cada paso, que por fin se ven recompensadas.
que maravilla. Son unas autenticas artistas.
Son preciosos. Que paciencia deben tener.
pues si que deben tener paciencia, tres años de trabajo son muchos años.