¿Os apetece un Gin Tonic? A mi me encanta! Pero de siempre, no ahora que se ha puesto de moda. Será que como no soy demasiado aficionada a las bebidas alcohólicas, un Gin Tonic «fresquito» siempre me ha resultado agradable y muy digestivo.
Tan fan soy del Gin Tonic que os tengo que confesar que no me gustan nada esos inventos raros que están tan a la última. Variaciones excitantes que se le añaden, como la canela, el pepino, la fresa o la pimienta. Que no sabes si te estás tomando una copa o bebiéndote un acuario lleno de pececitos de colores!
Su origen se remonta al S. XVIII en Ginebra, donde un joyero alemán, que casualmente se apellidaba Schweppe, inventó un método para introducir burbujas de dióxido de carbono en el agua envasada en botellas ,a las que posteriormente añadió naranja y quinina, diendo lugar al agua tónica.
Pero no fué hasta un poco más tarde , cuando los soldados británicos desplazados a la India comenzaron a añadirle ginebra a la tónica para mejorar el sabor de la primera, y luchar contra la malaria ( y es que la quinina posee propiedades contra esta enfermedad).
Pero , vayamos al lio!
Se sirve en copa ancha o en su defecto vaso corto y ancho. Eso sí, siempre mejor la copa, a ser posible «copón» (mis amigos siempre me han criticado mi predilección por las grandes copas de balón, pero al final siempre sucumben a sus encantos). El motivo es que la Ginebra necesita una boca ancha para que se oxigene y desprenda todo su artesanal aroma.
El siguiente paso es el limón verde o lima, nunca zumo, ya que el ácido cítrico presente en esta fruta, reacciona con el anhídrido carbónico de la tónica y la deja sin sus características burbujas, haciendo que el Gin Tonic pierda toda su fuerza. Y siempre cáscara, que puedes restregar por el borde de la copa y luego introducirla. Nunca rodaja. Te cargas el Gin Tonic!
Un buen Gin Tonic se viste por los piés. Importantísimo es el hielo en abundancia. Yo aconsejo unos cinco cubitos.
Sobre la Ginebra y la tónica ahora hay tantas que es difícil elegir, aunque no os quepa duda de que las hay baratas y buenísimas. A veces, aquí también la originalidad está, como el sexo, demasiado sobrevalorado . Y un Gin Tonic es un Gin Tonic y ya está. Vertemos la Ginebra (de forma testimonial) contando 1001,102 y 1003, se trata de saborearlo, no de cargarnos el Gin Tonic y emborracharnos, y a cierta distancia de la boca del vaso, para que la Ginebra se oxigene.
Por último, rellenamos hasta arriba de tónica si es posible con una cuchara coctelera, que gracias a su tamaño y tallo en esperiral es ideal para verter la tónica en las bebidas y evitar la pérdida de carbono.
Y aquí teneis el Gin Tonic perfecto. Ahora, a practicar!!
Al igual que tu, me considero una incondicional fan del Gin Tonic y del de toda la vida y no de las modernidades que ahora le añaden y que hacen que pierda su encanto!
Gracias una vez más por estos maravillosos post Inmaculada! Un saludo!
Qué ganas de tomarse uno! Es vedad, uno de los trucos es poner poca ginebra. Me encanta eso de gin tonic «testimonial», deberías registrarlo…jaja