Hay dias en los que la actualidad te supera, sobre todo si es tan dramática como ésta, por ello hoy no me he resisitido a escribir un nuevo post. Desde que esta mañana me enteré de la trágica noticia de Cleveland no he podido parar de pensar en la crueldad humana.

La historia es digna de una fantasiosa película de terror. Hace diez años desaparecieron tres jóvenes en Cleveland. La primera, Michele, en 2002 cuando tenía 21 años. Un año después, desaparecía Amanda cuando salía de trabajar de un Burger King, un día antes de su 17 cumpleaños. En 2004 fue secuestrada la más pequeña de las tres, Gina, con tan sólo 14 años, cuando regresaba del colegio.

Durante estos diez años las jóvenes han permanecido encadenadas en el sótano de una típica casita americana de madera de la zona de Cleveland, sin que nadie sospechara nada. Sus secuestradores son tres hermanos de 50,52 y 54 años, de origen hispano, y según sus vecinos y familiares, de lo más normales. La casa era propiedad del mediano, Ariel Castro, un conductor de abutobús en la escuela pública de la zona y que vivía allí desde hacía más de 20 años.
Nadie se hubiera enterado de este horror a no ser porque Charles Ramsey, un vecino de la zona que volvía de comprar una hamburguesa. Al pasar por la casa comenzó a oir gritos mientras golpeaban la puerta. Algo que le extrañó, ya que él conocía al propietario ( «un buen tipo·», según él) y sabía que vivía sólo.

Al acercarse, este afroamericano, que ya se ha convertido en todo un héroe, golpeó y tiró la puerta. Al abrirla descubrió que la joven no era la única, junto a ella había una niña pequeña , que le dijo que era su hija y dos chicas más, encerradas en el sótano. «Hermano,» ha dicho el inesperado héroe, «supe que algo iba mal cuando una pequeña niña blanca corría a los brazos de un hombre negro». Inmediatamente le dejó su teléfono a la joven que llamó al 911 diciendo «Socorro! Soy Amanda Berry! He sido secuestrada, llevo desaparecida 10 años y estoy aquí, ya estoy libre».

Todo el mundo está conmocionado. Nadie puede creerse que este amable vecino , amigo de las barbacoas y de la música y que acababa de publicar en su página de Facebook «Los milagros realmente ocurren, Dios es bueno», fuera en realidad un monstruo capaz de protagonizar un secuestro tan espantoso..
Parece mentira que pasen estas cosas. Como tu bien dices parece sacado de una pelicula de terror. Como puede nadie jugar asi con las vidas ajenas.
Resulta increíble que puedan suceder estas cosas y que nadie hasta ahora haya notado nada extraño en el vecindario.
Gracias a Dios que ya han sido liberadas aunque ahora les queda una parte dura, volver a integrarse a la sociedad después de tanto tiempo incomunicadas. Estas niñas están marcadas de por vida. Que horror